La octava edición de #GijónSound2020 ya llegó a su fin… ¡y vaya edición! Probablemente la más ambiciosa que pensamos y diseñamos hasta la fecha… y también la más accidentada.
Todavía nos parece ayer, cuando recordamos todo el proceso de trabajo por el que pasamos y, especialmente, cuando nos vuelven al recuerdo aquellos primeros días de marzo en los que pisábamos el acelerador a fondo para presentar una edición boyante.
De aquella ya llevaba semanas tomando protagonismo ese maldito virus, pero de alguna manera, no acabábamos de hacernos a la idea de lo que podía suponer, cuando de la noche a la mañana nos vimos encerrados en casa…
Teníamos un festival listo en nuestras manos: artistas contratados, espacios reservados, actividades desarrolladas, colaboraciones acordadas… y a solo unas últimas pinceladas que dar, se nos caía el lienzo, al tiempo que asistíamos atónitos a las muertes de tantas personas, a los cierres de tantos negocios, a la más absoluta incertidumbre donde cada cual vivía su propia tragedia particular.
Capeamos el temporal, navegamos las aguas y de pronto, nos encontramos con la posibilidad de lanzar, junto al Festival Internacional de Cine de Gijón, una nueva idea, una colaboración entre cine y música, honrando nuestra filosofía de hacer ciudad arrimando hombros y poniendo el acento sobre la cultural.
Volvimos cargados de ilusión, con ganas de rescatar lo que se quedó en un cajón y de, por qué no, tener nuevas ideas. Mirábamos con esperanza al otoño, una nueva estación para nosotros: esta vez la música sonaría al tiempo que caen las hojas de los árboles.
Pero entonces volvió a resquebrajarse todo de nuevo. Y vuelta a empezar en medio de un mar de dudas, lleno de preguntas sin respuesta y vacío de toda certeza. ¿Qué iba a ser de Gijón Sound? Casi dos lustros apoyando a Xixón a través de la música y… ¿así se iba a acabar todo?
Y entonces llegó la ventana online. Si el virus estaba en la calle, el cine y la música se quedarían en casa y podríamos disfrutar de una #CulturaSegura desde la comodidad de nuestros sofás y sillones. ¡Por qué no!
Ha sido diferente, incluso raro, pero ha merecido la pena. GRACIAS a todos los artistas por su infinita comprensión y flexibilidad. GRACIAS a todas los trabajadores implicados en este proyecto por darlo todo para mantenerlo vivo. GRACIAS a los colaboradores y patrocinadores, que fueron y vinieron, por adaptarse camaleónicamente cada dos por tres. Pero sobre todo, GRACIAS a Xixón, gracias a nuestro público, por seguirnos, ¡por perseguirnos! allá donde vamos, aunque este año el camino haya estado lleno de curvas.
Volveremos, más fuertes si cabe, y con la mente llena de la memoria de todos los que se quedaron en el camino y todos los que lucharon por nuestra salud.